martes, 2 de junio de 2009

Ficomic 2009 3 (Javo Rodríguez)


Estoy convencido de que el cómic es un potente medio de comunicación y un arte (ya se que esto no es nada original), pero si de algo se puede sorprender un visitante neófito en el Ficomic, es de la gran variedad de distintos temas que el cómic trata. La lista sería interminable, de los superhéroes al sexo en todas sus opciones, de la historia al alzeimer, de la política al humor, de la ficción al ensayo, del brillante color al sobrio blanco y negro, de la tradición a la experimentación, del papel a la informática....
Parece que esto, poco a poco, va calando y a mi me encanta.
El Ficomic publica un soberbio programa en el que, en esta edición, se incluye un magnifico artículo de Álvaro PondsUn año en cifras- que a pesar de las reticencias del autor, el sector del cómic en España se caracteriza por un oscurantismo patológico en lo que se refiere a cifras de ventas, tiras y difusión se refiere, ofrece datos que invitan al optimismo.
Pero, con todo esto, permanecen tics que, en alguna medida, parecen olvidar lo anterior.
Voy a hablar de un caso concreto: la revisión de la historia reciente, personalizada en un título 11-M, la novela grafica, publicado por Panini.
Para muchos aficionados este tebeo es hijo de otro título Panini que reflejaba los atentados de otro siniestro DIA 11, el 11 S en el que cayeron las Torres Gemelas de Nueva York.
La diferencia entre ambos títulos es que el referido a Nueva York es un cómic histórico, sin necesidad de ningún elemento de ficción, mientras que 11-M, la novela gráfica introduce unos molestos (opino) elementos de ficción.
En la presentación de novedades de Panini, Alejandro Martínez, editor del libro, justificó esto aduciendo que se pretendía evitar la frialdad de la historia, pero yo disiento. La historia es fría, si el lector (un determinado lector al que atraen estos temas) estadounidense tiene su versión del 11-S, ¿por qué el lector español ha de ser seducido con la ficción?
Me desconcierta este hecho dentro del (acertado) discurso del editor, capaz de defender las evidentes implicaciones de series como Civil War con la realidad política.
A pesar de lo anterior, la obra dibujada por Joan Mundet y guionizada por Pepe Gálvez y Antoni Guiral bien merece, aunque sea por su excepción, ser leída.

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