miércoles, 17 de octubre de 2007

Domingos Alegres (Javo Rodríguez)


Muchos de los que, en una infancia sin televisión, fuimos niños-Bruguera mutamos, llegada la adolescencia, ya con tv, a ser niños-Novaro.

La editorial mejicana Novaro nos descubrió el comic-book a todo color y nos trajo la primera oleada reseñable de superhéroes, al tiempo que nos permitía leer en viñetas las historietas protagonizadas por los primeros dibus que la tv comenzaba a popularizar.

Superman, Batman, Aquaman, Flecha Verde y otros muchos superhéroes de DC, El Conejo de la Suerte, Porky y demás compañeros de la Warner nos hicieron disfrutar muchos ratos.

Pero Novaro (El globo infinito) no es, esencialmente, un libro anclado en la nostalgia. El estupendo –y necesario- trabajo de Alfons Moliné se adentra en la historia del cómic mejicano al tiempo que enmarca las ediciones de Novaro en los contextos históricos de México y España. No es de extrañar que Moliné especifique en la dedicatoria “mi agradecimiento principal va para el maestro Antonio Martín” .

A pesar de que el propio Moliné señala, “la contribución de Novaro a la historieta de su país sería relativa, dado que la mayoría de sus cabeceras fueron casi siempre de importación norteamericana”, el autor no deja de analizar las contribuciones mejicanas, Fantomas a la cabeza.

Tampoco obvia Moliné, los aspectos políticos de las publicaciones, reseñando las sandeces de las comisiones de expertos (¿), la mejicana Comisión Calificadora de Revistas y Publicaciones ilustradas, responsable del cambio de la rotulación manual a mecánica porque “la letra manual resultaba dañina para la vista de los niños” (¡); o la más cercana Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles, asesora de la Dirección General de Prensa, que bajo Manuel Fraga, titular del Ministerio de Información y Turismo, prohibió las ediciones, entre otros, de Superman y Batman bajo el pretexto de”que podían ser confundidos por el niño con los ángeles y otros seres celestiales (¡)”. La prohibición duró hasta 1971.

Los peros son más achacables a las características de la colección que al autor, asi se echa en falta un completo checklist de publicaciones y sus equivalencias estadounidenses (achacable al número de páginas disponible), aunque Moliné hace un repaso casi completo de los títulos de la editora mejicana que, recordémoslo, publicó una gran cantidad de material de DC, Dell, Gold Key, Fawcett o Archie, entre otras. También se echa en falta el color, un elemento que fue tan importante en sus ediciones, algo evidentemente achacable al formato de la colección, por otro lado una colección más que interesante que ya anuncia sus dos próximos títulos, dedicados al argentino Oesterheld y al estadounidense Carl Barks.