miércoles, 30 de abril de 2008

Carlos Giménez (Javo Rodríguez)


Después de un tiempo, Carlos Giménez ha vuelto con una nueva serie: 36-39 Malos tiempos, de la que acaba de aparecer el segundo tomo.
Una vez más ha conseguido que su lectura no se pueda abandonar hasta llegar a la última (maldita) página.

El tomo, recién aparecido, fue presentado en el Salón del Cómic y, como sucede con los trabajos de Giménez en muchas ocasiones de este tipo, el trasfondo histórico, obviamente la guerra civil, primó sobre la propia obra.
En más de una ocasión Giménez ya ha dejado claros sus puntos de vista sobre la carnicería española. Primero: pretende ser objetivo con los hechos, pero él no es neutral, “desprecio a los neutrales”, afirmó literalmente. Segundo: en cualquier guerra se producen barbaridades y crímenes en ambos bandos contendientes, pero en nuestra guerra civil, todas esas barbaridades y crímenes fueron fruto de un sangriento golpe militar, dirigido contra un régimen democrático y legal.
Personalmente comparto ambas opiniones, pero aunque no fuese así no dejaría de admirar a Carlos Giménez. Las buenas intenciones, la ideología, no bastan para obtener una obra artística respetable (la cantidad de pelis muermos sobre guerra civil que he soportado). Giménez traspasa esas buenas intenciones, para convertirse en uno de los grandes narradores del cómic actual.

Tuve el placer de conocer a Carlos Giménez hace más de veinte años. Por entonces ya era admirador de su trabajo. De hecho él (y los guiones de Sánchez Abuli) eran lo que me mantuvo sujeto al cómic en una época llena de Moebius (también presente en el salón) o Corben, quienes, con todo los respetos, me aburrían mortalmente.
Por entonces yo estaba en el teatro, en la Sala Triángulo, y tenía el proyecto de adaptar sus divertidas Historias de sexo y chapuza. Giménez fue extremadamente amable y generoso, concediendo derechos y libertad para versión. Aunque el proyecto no paso de la fase de ensayos, escribí la adaptación, lo que me dio ocasión de conocer a fondo su arte narrativo.
He dicho “escribí”, pero en realidad no hacia falta adaptar nada, sus bocadillos ya eran puro diálogo, sus dibujos contenían todas las acotaciones para una puesta en escena.

Mi admiración por el autor no ha dejado de crecer desde entonces. Solo la lectura de la última historieta de 36-39 Malos tiempos II, titulada Sito, merece, sin despreciar a las demás, la compra y lectura del álbum.

Si, hay que agradecer a Giménez que siempre opine, que se pringue, que sea crítico, pero sobre todo yo le agradezco el enganche que me produce su arte –supongo que él nunca lo llamaría así- para dibujar, para escribir... para narrar.