sábado, 14 de mayo de 2011

Expomanga vs Tonterías las justas (Javo Rodríguez)

Desde la Asociación Española de Amigos del Cómic queremos expresar nuestra indignación y rechazo hacia la lamentable imagen que de Expomanga se ofreció el pasado martes 10 de mayo en el programa “Tonterías las justas”, de Cuatro. En la pieza emitida, una de sus colaboradoras acudía al Salón a reírse abiertamente de los asistentes, robando cómics para comprobar la reacción de los libreros o tachando de «gilipollez» la afición al cosplay de los visitantes.

La AEAC lleva más de una década luchando por convertir Expomanga y Expocómic en eventos que otorguen al Noveno Arte la imagen que le corresponde, sana y con gran valor cultural, por encima de la visión absurda y denigrante que de sus aficionados se tiene por parte de determinados medios de comunicación, afortunadamente muy concretos y escasos. No somos un circo.

La actitud de los presentadores y el equipo de “Tonterías las justas” supone un desprecio hacia nuestro esfuerzo, pero también hacia la labor de libreros, profesionales, instituciones de apoyo, periodistas, patrocinadores, artistas y, lo más importante de todo, hacia las cerca de treinta mil personas que se acercaron a disfrutar de un fin de semana de diversión y celebración de algo que para todos nosotros supone mucho más que un hobby.

Entendemos que la visión que de Expomanga se dio en este programa no responde a ningún ánimo malintencionado por parte de sus responsables, sino a una simple estrategia comercial destinada a asegurar su futuro en la competida parrilla televisiva de sobremesa. No esperamos una disculpa, aunque nosotros queremos ofrecerla a todo el que se haya sentido ofendido. Este comunicado habla por boca de muchos. Y seguiremos creciendo y trabajando.


El equipo de la Asociación Española de Amigos del Cómic

No voy a entrar en polémica sobre el tema, básicamente apoyo el comunicado de arriba, aunque eche de menos un poco más de sentido del humor en la respuesta.

En más de una ocasión he comentado la opinión que me merecen los frikis que acuden a convenciones o salones del cómic, siempre resaltado una de sus características que me parece esencial, NO MOLESTAN A NADIE y jamás ocasionan incidente alguno por más agresiva que pueda ser su cosplay. Son buena gente, en muchas ocasiones más que tímidos, que esperan la oportunidad de lucir los trajes de sus personajes favoritos en un entorno en el que saben que no van a ser agredidos, a sabiendas de que Expomanga, o certámenes similares, son lugares donde la tolerancia sobre el aspecto es algo implícito.

Tonterías las justas es la muestra de una televisión donde la contaminación del griterío es practicada por Florentino Fernández y sus secuaces, una ejemplar televisión realizada por progres desfasados que -como Javier Sarda y Pepe Navarro, su padres fundadores- han entrado bajo la capa de esa político ejemplar que se apellida Berlusconi.
No quiero dar importancia a estos últimos majaderos, no la merecen, pero tampoco quiero dejar de decir que la irrupción de la bazofia en forma de vieja maleducada -¿no es un poco mayorcita para estas gilipolleces?- me molesta profundamente.
Aquí os dejo el gracioso vídeo para que podaís juzgar.

lunes, 9 de mayo de 2011

Recomendado solo para lectores adultos (Iván Rodríguez)

Esta es la frase que reza en gran parte de los comics cuyo contenido puede herir la sensibilidad de los lectores más jóvenes que pueden asomar el hocico por el antro de perversión que son las librerías especializadas.


Como hace bastante que mi padre no me acompaña a comprar comics, ouch!, lo sigue haciendo, bueno, a veces, e incluso me los paga. Me desvío. Que me importa un carajo la calificación moral de lo que leo, pero no deja de ser muy cierto que, como dice Javo en su post De adultos, niños y otras zarandajas, se echa de menos un poco de información con respecto a la edad de los lectores a los que va dirigida una publicación.

Los baremos utilizados por los yanquis para calificar los medios de entretenimiento suelen ser bastante estrictos y, a menudo, ridículos, pero lo cierto es que el sistema utilizado por Marvel es bastante útil y no estaría mal importarlo, aunque solo fuese como orientación a los padres.


Los detalles sobre el sistema utilizado actualmente por Marvel, que a sufrido varios cambios desde que la editorial rompió con el Comics Code, podéis verlo en la Wikipedia.

El sistema de calificación actual en España es tan confuso y ridículo (sí la palabra ridículo ha aparecido antes y es probable que vuelva a sonar debido a que el tema lo pide) como el utilizado hace más de veinticinco años por Vértice… Que leches, es el mismo, la única diferencia es que los primeros comics de La Patrulla-X se ven tan ingenuos como inofensivos para los lectores actuales, sea cual sea su edad.

El uso de un buen sistema de calificación moral (sí, esto también lo he repetido y me repatea lo de “moral”, pero no se me ocurre un sinónimo) no debe ser interpretado ni como una forma de censura (a ver si la escoria progre se me va a echar encima) ni para impedir que los más jóvenes compren comics, ahí la responsabilidad es única y exclusiva de los padres.

En el supuesto de que Fulanito, de quince años y aficionado al cómic, entra en la tienda X (nada que ver con el porno, que tenéis la mente sucia) con intención comprar el cómic Tal (aquí la X hubiese sido más complicada de encajar), en el que pone la frase RECOMENDADO SOLO PARA LECTORES ADULTOS:

a- Entra solo, compra el cómic tranquilamente, pero el vendedor se queda con mal cuerpo, ya que fulanito aparenta menos edad de la que tiene y no parece la persona madura que realmente es pese a ser lector habitual de comics. Resultado: mal cuerpo para el pobre librero.

b- Entra acompañado por su padre, Menganito, un claro ejemplo de analfabetismo ya que lo más largo que ha leído en su vida es un titular de prensa deportiva pero en ese preciso momento y con gran sufrimiento de su única neurona (muy ocupada en imaginar los resultados de la quiniela) se fija en el maldito letrero del cómic y decide no dejar a Fulanito comprar su ansiado Tal. A todo esto, Fulanito tiene su habitación repleta de comics con semejante letrero, pero para que va Menganito a preocuparse de lo que lee su hijo excepto para joderle el día. Resultado: Fulanito jodido.

c- En este caso Menganito es un ente medianamente racional y le compra Tal a Fulanito. Menganito disfruta también de la lectura y se hace gran fan. Resultado: posible, pero improbable.

Con un buen sistema los resultados varían bastante poco:

a- El librero se sigue quedando con mal cuerpo, pero es librero, no educador.

b- Menganito no entiende el código, de forma que Fulanito se lleva el Tal tan contento.

c- Mismo resultado que en la c anterior.

Y toda esta idiotez para que, pues simplemente para decir que no está de más dar unas indicaciones a padres que se molestan en echar un vistazo a los comics que interesan a su descendencia y se han criado viendo el RECOMENDADO SOLO PARA LECTORES ADULTOS en publicaciones en las que era ridículo y para los que puede ser confuso el uso de la frase.


¿Por qué ha de tener problemas para leer Los Muertos Vivientes o Kick Ass un adolescente? RECOMENDADO SOLO PARA LECTORES ADULTOS es una frase completamente errónea que solo puede llevar a confusión a seres descerebrados (en diferentes grados).

viernes, 6 de mayo de 2011

De adultos, niños y otras zarandajas (Javo Rodríguez)

La literatura lo tiene claro, en prensa o revistas especializadas las informaciones, reseñas o críticas distinguen entre libros (para adultos) y libros para niños (infantil) o jóvenes (juvenil). No sucede lo mismo con el cómic.
De todos es sabido que los cómics, los tebeos, han sido considerados tradicionalmente un medio dirigido al lector infantil y juvenil. A esto se unen varios factores que caracterizan a los lectores de cómics y los diferencian de (casi) todos los lectores de literatura.

En primer lugar el lector de cómics ha sido desde hace mucho más un seguidor de personajes que de autores, algo que esta cambiando pero que todavía sigue funcionando. Este seguimiento provoca que se hable de muchos personajes sin entender a quién van dirigidos. No es posible hablar de un Batman monolítico, aunque sea el mismo personaje, no es lo mismo el Batman inicial que se dirigía a un publico infantil que el Batman de los 60 dirigido al público juvenil, ni mucho menos comparar a cualquiera de los dos anteriores con la pesadillade Batmanen Arkham Asylum. Es Batman, siempre Batman, pero Bob Kane, Carmine Infantino o Grant Morrison, son tres autores completamente distintos, y son los que definen el público al que debería dirigirse la historieta.

En segundo termino el cómic, sobre todo en España está profundamente lastrado por la nostalgia y, de nuevo, por ser considerado un lenguaje infantil, lo que provoca que muchos lectores que abandonaron la lectura de historietas al hacerse adultos señalen entre sus historietistas o personajes favoritos a autores o protagonistas que no se corresponden en absoluto con su edad. Muchas librerías colaboran en esta ceremonia de la confusión colocando, sin ningún tipo de selección ni aviso, historietas que se dirigen a un público completamente diferente en lo que se refiere a su fecha de nacimiento.

En el fondo esto no es más que repetir la idea de que el cómic, la historieta, es un género en lugar de un medio de expresión que se dirige a lectores diferenciados, no sólo por sus intereses sino también por sus edades.
Cierto es que el cómic, como la literatura, posee una serie de títulos que pueden interesar a cualquier edad. Pero Stevenson -en los libros- o Claremont -en la historieta- son excepciones que confirman la regla.
Esta laxitud respecto a nuestro medio es una más de esa ceremonia de la confusión que, como ha señalado Iván en su post sobre Fotogramas y se puede ver en nuestra página de Facebook, es alimentada por la mayoría de la prensa. Por razones que no vienen al caso estoy revisando la serie de documentales Los años del NO-DO y los errores de las informaciones que se refieren a los tebeos son habitualmente erróneas.
No quiero acabar sin entonar un mea culpa, en Kioscopedia también cometemos errores pero puedo asegurar que no son por laxitud respecto al medio, sino por nuestra propia incapacidad, lo lamentamos y ofrecemos, siempre, la posibilidad de rectificación.